Cada año, el último sábado de abril se celebra el Día Mundial del Veterinario. Este año, en la Región de Murcia la efeméride tiene doble importancia porque coincide con el 40 aniversario de la Facultad de Veterinaria de la Universidad de Murcia (UMU).
Cándido Gutiérrez, veterinario y profesor de la facultad desde la primera promoción, recuerda cómo era la enseñanza veterinaria cuando comenzó en la Región de Murcia a principios de la década de los 80 del siglo pasado. “Al principio teníamos una situación muy precaria, dábamos clase en el aulario porque no había una facultad como tal. Nos apoyábamos en los ganaderos para poder hacer las prácticas, y los laboratorios eran casi inexistentes”.
Poco después se inauguraría la que hoy conocemos como Facultad de Veterinaria de la Universidad de Murcia, ubicada en el campus de Espinardo. “Entonces mejoró todo. Teníamos sitios para hacer las prácticas y la enseñanza progresó”, rememora el que fuera profesor de la facultad durante cuarenta años.
Pero el camino hacia la mejora en la enseñanza no acababa con la facultad. A finales de los años 90 del siglo pasado, se inauguró el hospital veterinario, y poco después la granja veterinaria gracias a una cesión de la Comunidad Autónoma.
Además de mejores instalaciones, aumentó el claustro de profesores. “Al principio – explica Cándido Gutiérrez – éramos dos profesores para dar tres asignaturas. Ahora somos casi doce en la unidad docente. Luego llegaron los medios audiovisuales y cambió todo el sistema. Aumentó mucho la calidad de la enseñanza”.
Estas mejoras fueron colocando a la Facultad de Veterinaria de la Universidad de Murcia cada vez más alto en el ranking nacional. Actualmente, es la tercera mejor facultad de todo el país, solo después de la de Madrid y Barcelona. Esto, explica Cándido Gutiérrez, “es gracias a todos los que la componen”.
A pesar de ser grandes profesionales, con una formación de gran calidad, los veterinarios murcianos y los veterinarios, en general, no encuentran el reconocimiento que merecen una vez que salen de las facultades.
La figura del veterinario
“Vamos por el buen camino para que se reconozca la profesión veterinaria, pero muy despacio”, lamenta el profesor de la UMU.
Algunas ramas de la profesión veterinaria, como la atención a mascotas o animales de compañía, son muy conocidas. Otras, como el control de la producción en los mataderos o la seguridad alimentaria, son más desconocidas y también son llevadas a cabo por los veterinarios.
En el Día Mundial del Veterinario la profesión se une para decir una vez más que la salud es una sola, e incluye a personas, animales y medio ambiente. Por tanto, los profesionales de estas tres ramas deben colaborar para conseguir una verdadera salud y seguridad para todo el planeta.
Veterinario interno residente
Además del reconocimiento de la profesión veterinaria, otra de las reivindicaciones que tienen estos profesionales es la creación de la figura del veterinario interno residente (VIR). Al igual que en medicina, otras profesiones como biología o química cuentan con un período de formación posterior al grado universitario, que es la residencia. En ese tiempo se forman con profesionales de prestigio para elegir la especialidad en la que quieren formarse.
Esta figura no existe en el caso de los veterinarios, a pesar de ser una profesión reconocida como sanitaria. Desde la profesión la reclaman debido a la gran amplitud que tiene. “Además de que tratamos con diferentes especies, hay especialidades dentro de cada una. Y a esto hay que añadir otras ramas como la seguridad alimentaria”, explica Cándido Gutiérrez.
La figura del veterinario interno residente permitiría a los graduados en veterinaria continuar formándose y especializándose, lo que repercutiría en una mejor calidad de vida y salud para toda la población.
