Un mal ambiente familiar aumenta el riesgo de fracaso escolar en jóvenes

Establecer límites claros, pero flexibles, permite a los padres mantener una relación estrecha con sus hijos y ayudarles así en sus estudios

Llega el final del curso y para muchos alumnos y alumnas significa liberación después de un difícil trance académico en el que la desmotivación y las dudas han sido protagonistas. Mª José Ros García, psicóloga general sanitaria del Grupo Trabajo de Psicología Educativa del Colegio de Psicología de la Región de Murcia, apunta los motivos más frecuentes por los que los jóvenes murcianos sufren desmotivación en sus estudios:

  • Falta de interés en el contenido. A menudo, puede pasar que los jóvenes no encuentren relación entre los temas que les interesan y las materias que se les imparten. Esta distancia entre sus intereses y los contenidos educativos pueden hacer que desconecten de las clases con más facilidad.
  • Problemas de salud mental. Tal y como advierte la psicóloga sanitaria, están aumentando los problemas de salud mental entre los jóvenes, “como los trastornos de la conducta alimentaria, la ansiedad y la depresión. Esto dificulta el rendimiento académico en gran medida”.
  • Mal ambiente familiar. Aunque los jóvenes pasen muchas horas en las aulas, también lo hacen en sus hogares y si en estos, donde el adolescente debería sentirse tranquilo y seguro, se dan ambientes inestables o problemáticos, el estudio se convierte en algo complicado y el rendimiento académico se resiente.
  • La vida personal del joven. Los adultos suelen tomarse como algo poco serio la vida personal de los jóvenes, pero tal y como explica Mª José Ros, esto es lo que los adolescentes “más valoran, así que cuando tienen problemas con sus amigos, con parejas o profesores, esto afecta a su capacidad de memoria”.
  • Las técnicas de estudio. No saber estudiar correctamente o no contar con los hábitos de estudio adecuados puede hacer que los jóvenes se sientan frustrados y desmotivados, cuando ven que sus compañeros y compañeras sí llegan a los resultados mientras que a ellos les cuesta más.

Falta de psicólogos en los centros escolares

Estas situaciones pueden dañar la salud mental de los jóvenes, uno de los temas en los que la sociedad más se ha centrado a raíz de la pandemia COVID-19 y el impacto que esta tuvo. “El sistema educativo hace lo que puede. Tras la pandemia ha habido algunos cambios, pero el problema es que se está dejando todo en manos de los profesores y los orientadores, que son la figura que tenemos de apoyo en los colegios e institutos, y la realidad es que ellos se dedican a las dificultades del aprendizaje. Están absorbiendo labores relacionadas con la salud mental, pero hace falta la figura del psicólogo sanitario en los colegios que sea competente en trastornos y problemas de salud mental en coordinación con los servicios públicos y privados de salud mental”.

El papel de las familias de los jóvenes

Las familias también juegan un papel importante en el buen devenir de los estudios de sus hijos, pero a menudo pueden excederse en sus métodos o exigencias para que su hijo o hija estudie. Una mala gestión en este ámbito puede hacer que el adolescente termine fracasando en el ámbito académico.

En este sentido, la psicóloga Mª José Ros apunta que suelen existir tres tipos de familias: “Por un lado, tenemos familias que son muy exigentes y niños que también lo son. Estos jóvenes tienen muchísimo miedo a equivocarse, a tomar una decisión errónea y esto les transporta a un futuro muy oscuro. Entonces, cuando tienen que elegir una carrera y no tienen una idea clara, suelen tener problemas de bloqueo, pero no porque no puedan hacerlo porque tienen capacidad y proyección, sino por ese miedo tan enorme a no hacer lo correcto. Estos jóvenes, aunque tengan un buen expediente académico, pueden terminar abandonando los estudios”.

“Por otro lado, – continúa la profesional de la salud mental – tenemos jóvenes que nunca han encontrado interés en nada, que no tienen fijación en nada en concreto. Estos jóvenes, cuando acaban los estudios no saben a qué se quieren dedicar. En tercer lugar, están los jóvenes con vocación que lo tienen claro y elaboran su itinerario”, explica la psicóloga Mª José Ros.

En el caso de los dos primeros, para conseguir ayudar a sus hijos o hijas, los padres y las madres deben ser capaces de ‘acceder a ellos’, algo que puede ser muy complicado ya que estos, explica la psicóloga del Colegio de Psicología, “buscan su independencia y esto implica, en muchos casos, rechazar a sus propios padres porque quieren actuar como adultos”.

Tumbar el muro entre jóvenes y padres

Para ‘tumbar este muro’ entre los adolescentes y sus familias, Mª José Ros aconseja a los padres y madres:

  • Mantener una escucha activa, sin interrumpir, sin juzgar, aunque no te guste lo que estás oyendo o te está contando, recordando que ellos también tienen derecho a vivir sus experiencias y equivocarse, hacer un esfuerzo en no darle órdenes.
  • Mantener un nivel de empatía y comprensión, validando sus emociones y sus problemas personales, sin menospreciar ni anular la importancia de esto que te está contando.
  • Pasar tiempo de calidad en familia, manteniendo las tradiciones, celebrando las cosas para que ellos valoren sin que todo tenga que ver con las obligaciones.
  • Mostrar interés en lo que a ellos les gusta, participando o aprendiendo algo juntos.
  • Establecer límites claros pero flexibles, con reglas claras, pero no como órdenes sino explicando las razones de esa norma, pudiendo negociar, dándoles autonomía.
  • Reconocer sus logros, darles refuerzo positivo, animarles en su autonomía o en algo que se les dé bien.

Una vez hemos ‘llegado’ a los adolescentes y podemos establecer una buena comunicación con ellos, Mª José Ros recomienda “ofrecer apoyo, con un ambiente familiar donde el joven se sienta apoyado, para que pueda explorar sus opciones sin miedo a equivocarse, sabiendo que las decisiones son flexibles y siempre hay tiempo para cambiar de rumbo”.

Candela Altable Torres
Candela Altable Torres
Nacida en Madrid, 1996. Graduada en Periodismo por la Universidad de Murcia en el año 2018 con la especialización en periodismo de salud, ciencia, tecnología y medio ambiente. Actualmente, redactora del periódico Salud21 y Vida. Mi trabajo incluye la búsqueda de temas y fuentes informativas, la realización de las entrevistas pertinentes y la elaboración de los contenidos.

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