Nuevos tratamientos para el dolor (II): la endometriosis

La endometriosis cursa con inflamación y dolor (dismenorrea y dispareunia), fibrosis pélvica o adherencias, puede provocar infertilidad y aumenta el riesgo de cáncer de ovarios

Cada mes, en mujeres fértiles, el endometrio, la capa interna del útero, se engrosa y se prepara para acoger al embrión, si un óvulo es fecundado por el espermatozoide. Si el embarazo no se produce, el endometrio se descama dando lugar a la menstruación. En algunas mujeres el tejido endometrial crece en la pelvis, fuera del interior del útero. Esta enfermedad, patología ginecológica, inflamatoria y hormono-dependiente, se denomina endometriosis.

Dependiendo de la localización del tejido endometrial tiene varias denominaciones: si se circunscribe al miometrio o músculo uterino corresponde a la adenomatosis; si se acumula afectando a los ovarios, se denomina ovárica o endometrioma; si afecta al peritoneo, es endometriosis superficial, pero si afecta a la vejiga o al intestino es endometriosis profunda.

Cómo se manifiesta la endometriosis

La endometriosis cursa con inflamación y dolor (dismenorrea y dispareunia), fibrosis pélvica o adherencias, puede provocar infertilidad y aumenta el riesgo de cáncer de ovarios. Además del dolor pélvico intenso, provoca ansiedad crónica, siendo difícil combatir estos síntomas y sus complicaciones, afectando a la vida social y a las relaciones sexuales.

Según la Organización Mundial de la Salud, afecta a una de cada diez o de cada quince mujeres en el mundo, estimándose unos dos millones de casos en España. No es una enfermedad rara, sino infradiagnosticada. Muchas mujeres la sufren sin haber sido diagnosticadas.

Es una dolencia crónica, ya que se repite cada mes del periodo fértil de las mujeres, pudiendo sufrirse durante casi 40 años de vida.

Tratamiento de la endometriosis

En las mujeres que padecen endometriosis, el tratamiento debe ser personalizado. Se dirige a combatir la inflamación y el dolor y a reducir los niveles de estrógenos y de histamina. Sin embargo, se sigue investigando para encontrar nuevos tratamientos, más eficaces y seguros.
‘Ryeqo’ es un fármaco novedoso que contiene relugolix, un antagonista oral de la hormona liberadora de la gonadotropina y añade estradiol y noretisterona, para compensar la supresión estrogénica. Ryeqo inhibe la producción de hormonas sexuales, equilibrando los sofocos o la sequedad vaginal, sin afectar el equilibrio mineral óseo del sistema esquelético.

Tras diversos ensayos clínicos multicéntricos de fase III, durante dos años, en mujeres premenopaúsicas, se comprobó la eficacia, la tolerancia y la seguridad de Ryeqo sin detectarse ni efectos cardiovasculares de hipertensión arterial o de aumento de la frecuencia cardiaca, ni osteoporosis, ni alteraciones del perfil lipídico, ni aumento del peso corporal.

Tomando un comprimido oral, diario y de forma continua, a partir del segundo mes mejora el dolor pélvico, tanto el menstrual como el no menstrual, la dismenorrea, la dispareunia, la presión vesical y el sangrado abundante. Asimismo, las pacientes disminuyen la toma de analgésicos y opiodes y mejoran su calidad de vida y su capacidad funcional. No obstante, la respuesta es individual en cada mujer y debe ser prescrita por los facultativos.

Hábitos recomendados

A las mujeres que sufren endometriosis deben hacer vidas saludables desde la nutrición al de control del estrés emocional, evitando el consumo de bebidas alcohólicas.

Se aconseja dar preferencia a alimentos naturales y de temporada, consumir de alimentos antiinflamatorios ricos en quercetina o marcela, como ajo, berenjena, cebolla, pimientos, remolacha o tomate; hierbas aromáticas y especias, como canela, clavo, cúrcuma, jengibre y perejil; alimentos ricos en omega 3 y 6, como nueces, pescado azul y semillas y en vitamina D como huevo, lácteos o pescado azul, sin olvidar suplementos con calciferol (vitamina D3) y exposición solar, así como el complejo vitamínico B (frutos secos, cereales integrales y legumbres), ya que es un cofactor en la metabolización de los estrógenos y equilibra la progesterona.

Es importante limitar los alimentos proinflamatorios, como el exceso de grasas, embutidos, cereales y azúcares refinados, bollería industrial o bebidas energéticas/carbonatadas. Igualmente, evitar alimentos ricos en histamina como berenjena, calabaza, cítricos, conservas de pescado, derivados lácteos, de soja y productos fermentados, espinacas, frutos secos, marisco, pepino o tomate.

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