Los antibióticos son sustancias secretadas por microorganismos que afectan a otros microorganismos. Los tratamientos con antibióticos buscan eliminar a los microorganismos patógenos y nocivos para el organismo. También se les llama antibacterianos.
Aunque los antibióticos han salvado muchas vidas, su uso indiscriminado ha causado pérdida de eficacia y resistencia a los antimicrobianos. Esta resistencia surge cuando las bacterias, los virus, los hongos y los parásitos dejan de responder a los medicamentos.
La OMS publicó un informe en el que se indicaba que el número de agentes antibacterianos en fase de desarrollo clínico para combatir infecciones graves, del 2021 al 2023 pasó de 80 a 97. Y esto es debido a que los antibioticos y antibacterianos existentes están perdiendo eficacia debido a su uso generalizado e indiscriminado, tanto en seres humanos como en medicina veterinaria.
En consecuencia, las personas enferman más, aumenta el riesgo de propagación de infecciones difíciles, y aumenta el número de enfermos resistentes, lo que causa infecciones dificilmente tratables y la muerte.
Millones de muertes al año
En la actualidad, más de 4,7 millones de personas tienen efectos secundarios por las resistencias a antimicrobianos. Cada año mueren directamente 1,29 millones de personas, siendo la tercera causa de muerte mundial. Asimismo, se estima que este dato aumente y para el 2050 sean 10 millones de personas las que fallecerán por esto. Esta situación es paradójica porque al mismo tiempo que ocurre este hecho en países más industrializados, en otros países, millones de personas en todo el mundo no tienen acceso a los medicamentos antimicrobianos básicos y esenciales.
Prescripción responsable de antibióticos
Para prevenir el desarrollo de resistencias bacterianas y garantizar la eficacia de los antibióticos, hay que hacer un uso responsable de estos fármacos así como evitar la prescripción errónea o innecesaria; la automedicación y el incumplimiento del tratamiento prescrito.
La prescripción, administración y consumo de antibióticos debería basarse en su uso racional. Sin embargo, se ha detectado abuso tanto en las prescripciones como en el consumo. Así, se ha determinado que quienes consumen más antibióticos son las mujeres, los ancianos y los jóvenes.
Y que los que más prescriben son los facultativos con más carga asistencial y consultas saturadas.
Educar sin demora
Cada año, del 18 al 24 de noviembre, los gobiernos del mundo, liderados por la Organización Mundial de la Salud, promueven una campaña internacional para concienziar sobre el uso responsable de los antibióticos. Este año han elegido el lema ‘educar, defender y actuar ahora’. Hay que hacerlo ahora, ya. No demorarlo. Así se debe aplicar un enfoque global evitando los riesgos de la salud humana, de la salud animal y de la salud ambiental.
Igualmente, se deben respetar tres pilares básicos: optimizar la prescripción y toma de antibióticos evitando el abuso; prevenir que se transmitan aquellos microorganismos que ya son resistentes a los antibióticos comerciales, controlando dichas infecciones; y reducir la contaminación ambiental.
Se hace hincapié en el concepto de ‘una sola salud’ ya que el ser humano no vive aislado en el planeta, sino en comunión e interdependencia con los animales, las plantas y los ecosistemas del medio ambiente.