Los días 24 y 25 de octubre tuvieron lugar las IX Jornadas Regionales de Pérdidas y Duelos, en el hospital Virgen de la Arrixaca, en el que las enfermeras y el papel de la enfermería en los procesos de duelo tuvieron gran protagonismo.
Entre otras cuestiones, este protagonismo se debe a la naturaleza de la profesión enfermera, que tiende al cuidado de los pacientes y su entorno, olvidándose, en ocasiones, del autocuidado.
Mirelle Rosique, enfermera y coordinadora de las jornadas, explica que cuando fallece un paciente el duelo debe ser tenido en cuenta: “Cuando un profesional ha ido acompañando durante todo un proceso de enfermedad larga a un paciente y este fallece, el profesional también se encuentra frente a esa pérdida. Y se siente mal y no sabe el por qué. Hay un malestar, dices ‘estoy de mal humor’ o ‘estoy triste y no sé por qué’”.
Para estas situaciones existen recursos a disposición de las enfermeras y enfermeros, y también, apunta Mirelle Rosique, no hay que olvidar que se puede recurrir a los compañeros sanitarios en busca de comprensión.
Cada duelo es único
Tanto para afrontar el duelo desde la perspectiva enfermera como para poder acompañar a los familiares de un fallecido durante el proceso de duelo, la enfermera Mirelle Rosique insiste en la importancia de la educación y la formación específica en el duelo. Esto, explica, incluye también entender la diferencia entre los diferentes tipos de duelo.
No es lo mismo, apunta la enfermera, el duelo tras una larga enfermedad, que tras un accidente en el que el entorno no ha tenido tiempo para asimilar el inminente fallecimiento. Tampoco lo es, añade, el duelo perinatal (abortos o muertes de recién nacidos), que el duelo cuando fallece un niño, un adulto o un anciano.
Lo que sí tienen en común todas estas situaciones de duelo es que las enfermeras de los diferentes niveles asistenciales (paliativos, atención primaria, etc.) tienen un papel fundamental.
“Cada persona es diferente y cada duelo es único”, explica Mirelle Rosique. “No es un proceso lineal como se explica en la teoría. Tenemos que saber ver cuándo el paciente necesita hablar de su propia muerte o la de un familiar, entender el proceso de preduelo y el duelo después, sostener a la persona en todo el tránsito. Es una presencia muy importante, tanto física como emocional, poder acompañar ese camino de atender, saber anunciar las malas noticias, acompañar las malas noticias, saber hablar, saber comentar, saber escuchar, saber callar”.
Duelos más allá de la muerte
Otro de los aspectos que la enfermera Mirelle Rosique destaca de las jornadas de duelo y pérdida que tuvieron lugar a finales del mes pasado es la existencia de duelos que no están relacionados con la pérdida de la vida.
Es el caso, ejemplifica, de los duelos tras un caso de abuso sexual infantil. “No se produce una muerte, pero sí una pérdida de la infancia, de la inocencia. Esto también produce un proceso de duelo que debe transitarse, aunque a menudo la gente no lo sabe”.
El desconocimiento de este tipo de duelos por parte de la sociedad puede dificultar que la persona que lo sufre pueda superarlo, y por ello la profesión enfermera puede servir para orientar y ayudar a los afectados.