Cómo evitar la muerte por síndrome de inmersión en personas mayores

El verano nos lleva a días de excesos relacionados con el descanso estival, como comidas copiosas, a veces cargadas de calorías innecesarias, prolongados baños de sol y horarios poco organizados. Durante algunos meses vivimos inmersos en escenarios de diversión y relajación tales como la playa, la piscina, el baño en el río o en el lago. Pero si hay algo que desgraciadamente ha empezado a resultar típico en nuestra Región son las muertes por paradas cardiorrespiratorias provocadas por el denominado ‘síndrome de inmersión’, muchas de ellas protagonizadas por personas mayores en playas y piscinas.

Tradicionalmente se le ha venido llamando ‘corte de digestión’, aunque conociendo los diversos factores que lo producen, sabemos que este término es incorrecto.

El síndrome de inmersión

El denominado como ‘síndrome de inmersión’ podría definirse como el fallo del sistema cardiorrespiratorio producido como consecuencia del choque térmico derivado de una inmersión en el agua ante la diferencia de temperatura con el cuerpo.

Esta diferencia radical de temperatura entre el agua que nos rodea y nuestro cuerpo dificulta enormemente que los mecanismos que utiliza nuestro organismo para igualarlas funcionen de manera adecuada. Por esto se puede producir un síncope (pérdida de consciencia), e incluso una parada cardiorrespiratoria que haga que la persona se hunda en el agua con un desenlace fatal.

Enfermedades del corazón

Deberemos tener especial cuidado si tenemos alguna enfermedad del corazón, y si estamos tomando medicamentos para la tensión arterial. También deberemos extremar las precauciones si nuestra tensión arterial es habitualmente baja.

Además, debemos tener en cuenta que la edad en algunas ocasiones podría predisponernos a tener problemas de corazón no diagnosticados o de tensión alta, lo cual nos puede llevar a tener que tomar medicamentos para bajarla. Los baños de sol prolongados, sobre todo antes de meternos al agua, pueden subir la temperatura del cuerpo, favoreciendo más el choque térmico.

Es fácil prevenir el síndrome de inmersión

Afortunadamente, para prevenir este síndrome podemos actuar sobre los agentes que favorecen su aparición. Así entendido, no deberemos tomar comidas copiosas, ni muy grasientas antes de meternos en el agua, o bien dejar pasar al menos dos horas antes de bañarnos.

Durante la digestión la sangre suele estar más presente cerca del intestino, por lo que ante un choque térmico es más probable que durante este tiempo a la sangre le cueste mucho más trabajo llegar al cerebro, y se produce así la pérdida de conciencia que hará que nos hundamos en el agua. Por este motivo se le llamaba antes a este síndrome ‘corte de digestión’. Por ello, las comidas deben ser más ligeras, evitando grandes cantidades o muy calóricas, ya que entonces la digestión será más prolongada y trabajosa.

Al mismo tiempo, debemos meternos al agua poco a poco, dejando tiempo al cuerpo para que se aclimate progresivamente a la baja temperatura del agua, asegurándonos de mojar primero los brazos, el cuello y partes del cuerpo, antes de sumergirnos por completo y lentamente.

Avisar siempre a las personas que se encuentren cerca antes de sumergirnos para que estén atentas frente a cualquier comportamiento extraño que podamos experimentar. Recuerde, su salud también es su responsabilidad. En sus manos está cuidarla.

CARMELO GÓMEZ Enfermero especialista en geriatría en el hospital Virgen de la Arrixaca de Murcia. Catedrático de Humanización y Cuidados a los Mayores de la UCAM (Universidad Católica).

Comentarios sobre este artículo

Podcast programa de radio Cita con la Salud - Radio Compañía

Descargar última edición impresa

Síguenos en nuestras redes

spot_img
spot_img
spot_img
spot_img
spot_img
spot_img
spot_img

Últimos artículos