El 10 de octubre se conmemora el Día Mundial de la Salud Mental para crear conciencia sobre los problemas de salud mental en todo el mundo y movilizar esfuerzos en apoyo. El lema de este año, ‘Es tiempo de priorizar la salud mental en el lugar de trabajo’, pone el énfasis en el hecho de que los entornos de trabajo seguros y saludables pueden actuar como un factor protector para la salud mental.
Las condiciones insalubres, como el estigma, la discriminación y la exposición a riesgos como el acoso y otras malas condiciones de trabajo, pueden plantear riesgos importantes que afecten la salud mental, la calidad de vida en general y, en consecuencia, la participación o la productividad en el trabajo. Sería importante, por tanto, entre otras acciones, reservar un espacio dentro de los planes de prevención de riesgos laborales al cuidado de la salud mental.
Personas con trastorno bipolar
Desde Fundación SOYCOMOTÚ hemos decidido dedicar esta conmemoración a las personas con trastorno bipolar, intentando sensibilizar a la ciudadanía y dando a conocer de forma más profunda esta condición de vida.
Una persona con trastorno bipolar experimenta cambios de humor, energía y niveles de actividad que pueden dificultar su vida diaria, pero con el tratamiento y apoyo apropiados sería posible llevar una vida plena y productiva.
Sin embargo, la presencia del estigma, que es la preocupación más grave para la mayor parte de las personas con esta condición porque deben afrontar, no solo la enfermedad y los síntomas, sino también las actitudes negativas y el etiquetado de la sociedad, provoca su aislamiento y evitación de las relaciones interpersonales y aumenta el riesgo de suicidio.
El rechazo de la sociedad y la consecuente baja autoestima debilita las condiciones de vida, reduce los ingresos y provoca una alta tasa de desempleo en las personas con trastorno bipolar.
El estigma llega a la familia
El estigma también es común entre las familias de personas que viven con trastorno bipolar. Conocido como ‘estigma de cortesía’, influye de forma negativa en su autoestima y disminuye tanto el bienestar psicológico como la calidad de vida.
Los padres se sienten culpables de la enfermedad de su hijo y, además, se ven abocados al aislamiento social por tener un familiar con esta condición, desbordados por el sufrimiento, sin información, sin saber cómo actuar y sintiéndose señalados por otros familiares y personas de su entorno.
Más de la mitad de las personas rechazan el tratamiento por temor a ser estigmatizados, convirtiéndose, así, en uno de los factores que aumenta el riesgo de suicidio.
Campañas de sensibilización
Aunque el estigma es un fenómeno global, la reacción de las personas ante los pacientes con problemas de salud mental puede variar en función de la gravedad de la enfermedad, de la cultura y de la concienciación social sobre el tema.
Es prioritario que desde las administraciones públicas se realicen campañas de sensibilización y alfabetización sobre salud mental dirigidas a población general, a agentes sociales clave como empresarios, docentes, profesionales de la salud, periodistas, juristas, para prestar una atención de calidad y sin discriminación y el acceso a derechos fundamentales como el trabajo, la educación y la justicia a personas con trastorno bipolar.
También, campañas en población infanto-juvenil para sensibilizar, prevenir y promocionar hábitos mentalmente saludables y mayor inversión económica en investigación sobre predictores, consecuencias y estrategias para disminuir/erradicar el estigma en salud mental.
Es cierto que vivir con trastorno bipolar puede ser un desafío, pero existen recursos para aceptar esta condición y conseguir una realización personal, familiar y socio-laboral plena: luchemos por ello.