Los bivalvos, como las ostras, son organismos capaces de filtrar el material que se encuentra en el mar, como las microalgas. Actualmente tenemos en el Mar Menor una proliferación problemática de microalgas debido al exceso de nutrientes, como el nitrógeno, que son derramados en sus aguas.
Utilizar estos bivalvos para filtrar el agua del Mar Menor es lo que se conoce como soluciones basadas en la naturaleza, y es en lo que se basa el proyecto RemediOS, cuya fase dos acaba de ser aprobada. Durante la primera fase en 2022, el equipo liderado por Marina Abentosa, bióloga e investigadora del Instituto Español de Oceanografía, construyó un criadero experimental de ostras planas. De esta manera consiguieron una población de larvas, los bebés de las ostras, que han ido creciendo.
Ahora, en la fase dos del proyecto RemediOS, el objetivo es introducir las ostras en el Mar Menor, algo que como ya explicaba la bióloga Marina Abentosa, no es algo que se pueda hacer a la ligera, si no que requiere de acciones muy concretas y delicadas para que las ostras puedan ‘acostumbrarse’ y no perezcan en el cambio de hábitat.
Las ostras aumentan la biodiversidad
Además de limpiar el Mar Menor y aumentar la claridad del agua, la recuperación de especies como las ostras que existían hace décadas en la laguna salada, provoca un aumento de la biodiversidad “porque se agrupan en arrecifes y estos arrecifes son lugares donde se producen y se cobijan las fases jóvenes de otras especies”, explica Marina Abentosa.
Y favorecen el desarrollo de microorganismos
En tercer lugar, estas otras que podrían regresar al Mar Menor producen unas heces que favorecen el desarrollo de microorganismos en los sedimentos que se quedan adheridos a los arrecifes que forman. Dichos microorganismos, al mismo tiempo, también tienen capacidad de limpieza del nitrógeno presente en el Mar Menor.
Tras conseguir reproducir ostras en la fase uno del proyecto RemediOS, en la fase dos se pretende introducir estas otras en el Mar Menor. Para ello, se va reproducir un arrecife al que las otras pequeñas se puedan adherir una vez pasado la fase de larva, y también se va a utilizar una técnica llamada columna de agua que permite la supervivencia de la ostra sin un arrecife.
“La idea es valorar cómo funcionan, hacer un ciclo anual, es decir, durante doce meses hacer un seguimiento de ver cómo se comportan las ostras”.
El papel de la sociedad
A pesar de que estas ostras se postulan como una de las grandes opciones para regenera el Mar Menor, desde el proyecto RemediOS 2 y, en general, desde la comunidad científica enfocada en la recuperación de la laguna salada, son conscientes de que no existe una fórmula mágica y que depende de la actuación de diferentes sectores y también de la concienciación de la población.
Para conseguir esta concienciación, uno de los proyectos que se va a poner en marcha dentro de RemediOS 2 es el denominado ‘jardinería de la ostra’.
Entregando una pequeña cesta de ostras para que las familias voluntarias de centros educativos las cuiden durante un tiempo determinado, se pretende acercar la ciencia a la población, así como concienciar sobre su importancia para evitar que el vandalismo o el desconocimiento puedan dañar el proyecto por acciones que la población haga consciente o inconscientemente al relacionarse con el Mar Menor y con su vida submarina.
Para llevar a cabo este proyecto, el equipo de RemediOS 2 han contado con la colaboración de ANSE, Consejería de Medio Ambiente y Fundación Estrella Levante, y a la entidad financiadora: Fundación Biodiversidad (Programa Pleamar)
