Aunque desde la concepción, los seres humanos pasamos unas 40 semanas en el útero materno, se estima que uno de cada 10 nacimientos es prematuro, lo que a nivel global supone 13,4 millones anuales, de los que 900.000 fallecen por esa causa. Estos datos varían según los países y las regiones del mundo: en España, se considera que el 7% de los nacidos anualmente son prematuros, es decir, unos 30.000 nacimientos al año.
Las causas son muy variadas y ninguna determinante al 100%. Destacan los problemas de salud de la madre como alteraciones ginecológicas, diabetes, tensión arterial elevada, infecciones, haber tenido abortos espontáneos previos, haber estado sometida a tratamientos de fertilidad o haber sufrido episodios traumáticos o accidentes.
También puede influir la edad de la madre (menor de 16 años o mayor de 40 años), su peso, bien por exceso o por defecto, o haber tenido otro embarazo previo en menos de un año.
Asimismo, existen estilos de vida, como el hábito tabáquico, la ingesta repetida de alcohol y el consumo de drogas ilícitas o lícitas, que favorecen un parto prematuro. Igualmente, el 60% de los partos múltiples, de gemelos o de trillizos, suelen ser prematuros.
Bebé prematuro
Todo bebé que nazca vivo antes de la semana 39 se considera prematuro. No obstante, en función de la edad gestacional, se definen cuatro categorías:
- Prematuro tardío, entre la semana 37 de gestación y la 39.
- Prematuro moderado, de la semana 32 a la 36.
- Muy prematuro, de la semana 28 a la 32.
- Prematuro extremo, de menos de 28 semanas.
Después del análisis perinatal, deben ser trasladados a la incubadora en la Unidad de Cuidados Intensivos neonatales, en donde puedan protegerse de infecciones ya que su sistema inmunitario es inmaduro. Si bien los prematuros moderados y tardíos no suelen sufrir graves complicaciones, la incubadora es de especial necesidad en los nacidos con menos de 33 semanas de gestación.
El estrés de los padres
Es comprensible que, después de esperar meses la llegada del bebé, que nazca pretérmino y necesite cuidados específicos, puede crear desasosiego en los progenitores. Los padres deben ser conscientes de la urgencia de los cuidados que se precisa su bebé y admitir la imposibilidad necesaria de no tener un contacto continuado con él, ni de poder establecer el primer vínculo en la propia habitación particular.
No obstante, la experiencia ha conducido a que, actualmente, en algunas unidades perinatales se permitan ciertas licencias demostradas como positivas para el bienestar del bebé prematuro.
Destacar el denominado ‘método canguro’, que consiste en contacto de piel y piel de los padres con el bebé, o dejar a los padres pasar unas horas cerca del bebé y hablarle a través de la barrera.
La importancia de la edad corregida
A los bebés prematuros, hasta los dos años, se les asigna una edad cronológica y una edad corregida o edad ajustada.
La edad cronológica considera los meses trascurridos desde el nacimiento pretérmino. La edad corregida se obtiene al restar las semanas de prematuridad a la edad cronológica. Es decir, un bebé que tiene 4 meses (16 semanas), pero que nació en la semana 35, tiene 5 semanas de prematuridad; por ello, su edad corregida sería de 11 semanas.
Este aspecto es relevante porque, en razón de los datos estándar de desarrollo y de madurez, a los bebés se les realizan medidas y actuaciones en semanas concretas y, al menos, hasta los dos años se debe seguir el patrón de la edad corregida.