El dolor es una experiencia sensorial subjetiva emocionalmente desagradable. Se debe a que alteraciones en los tejidos estimulan los receptores específicos con el fin de prevenir y de avisar al sistema nervioso central. Requiere tratamiento, ya que no solo identifica los componentes sensoriales discriminativos (de localización), sino que se acompaña de expresipnes emocionales y cognitivas altamente desagradables, provocando conductas y memorias negativas.
Desde hace más de 100 años recurrimos a la aspirina, al paracetamol, al nolotil o a los antiinflamatorios no esteroideos, como el ibuprofeno, que también se estudiaron hace más de 60 años.
Tipos de dolor
El dolor puede ser agudo (cuando dura menos de 1 mes) o crónico (cuando dura más de 3 meses). Hay diversos tipos de dolor: somático, visceral y neuropático.
En el dolor somático, que suele ser agudo y localizado, se estimulan los receptores de los músculos, los huesos, la piel y/o el tejido subcutáneo. Este tipo de dolor responde a los analgésicos. Pero si es de alta intensidad, es preciso utilizar opiáceos y/o morfina. El dolor visceral aparece por distensión de un órgano. Es un dolor cólico que se exacerba al palparlo. El neuropático se debe a lesiones en el sistema nervioso; es lacerante y punzante, y no suele responder a los analgésicos. Sin embargo, puede responder a otras fármacos que modulan las membranas neurales y la transmisión nerviosa, como los antiepilépticos o antidepresivos.
Electroma
La comunicación entre neuronas es electroquímica, es decir, la transmisión es eléctrica a lo largo del axón neuronal, pero de neurona a neurona es química, por neurotransmisores. Por ello, el mayor contigente de terapia del dolor se había basado en la transmisión química, tratando de inhibirla. Sin embargo, desde hace años se experimenta con la modulación eléctrica de las vías del dolor.
El término electroma fue acuñado por la doctora Sally Adee para definir a la red bioeléctrica entre todas las células de todo el cuerpo humano, y no solo la existente entre neuronas del sistema nervioso. El electroma se explica en base a que los átomos tienen cargas eléctricas y son capaces de generar corrientes. Así, se pensó que en el tratamiento del dolor podría ser eficaz bloquear e interrumpir esas corrientes de comunicación.
Tratamiento para el dolor
En el mundo millones las personas sufren dolor crónico por artrosis, cáncer o lesiones de órganos internos. Entre las estrategias terapéuticas, además de los antiinflamatorios, analgésicos y opioides, se han ensayado tratamiento quirúrgicos y de estimulación eléctrica. Esas terapias pretenden impedir que la información dolorosa llegue al cerebro y se convierta en una sensación consciente desagradable. Sin embargo, como muchos fármacos afectan al sistema de recompensa, el gran desafío es conseguir uno eficaz que no provoque adicción.
En los últimos años, Vertex Pharmaceuticals han desarrollado una revolucionaria molécula que actúa en el electroma, bloqueando los canales de sodio periféricos, la VX-548, que ha superado la fase III de seguridad en seres humanos y se comercializará como suzetrigina. En julio fue aprobada por la FDA (Agencia Norteamericana del Medicamento) como nueva terapia innovadora, pero todavía no se ha aprobado en Europa.
En estudios en humanos, la suzetrigina no elimina totalmente el dolor, convierte un dolor insoportable en soportable. Se ha probado para el dolor agudo y aunque algunos pacientes mostraban disconfort, producía efectos positivamente valorados por los pacientes.
Por ello, la suzetrigina se puede convertir en un fármaco de primera línea, ya que brinda una nueva visión y orientación en la terapéutica médica del dolor que mejorará la calidad de todos los usuarios, con mínimos efectos secundarios, evitando la adicción.
Esperemos que los precios de estos nuevos tratamientos sean asequibles a todos los bolsillos.