En español, la pandiculación define únicamente el acto y el efecto de desperezarse. Desperezarse consiste en unos movimientos dirigidos a estirar y a extender los miembros superiores e inferiores, y también el tronco. Este estiramiento, pandicular, que es activo y personal, es de vital importancia y su efecto es más positivo que cuando a una persona se le realizan estiramientos pasivos.
El ser humano comienza a pandicular desde la gestación intrauterina, antes de nacer. Pero después del nacimiento, al contactar con la gravedad y, posteriormente al comenzar a andar, con cada movimiento, en el cerebro se va desarrollando la memoria muscular. Así, al pandicular el cerebro logra reajustar la posición y la contracción adecuada de los músculos.
Los animales también pandiculan con una coreografía que se repite siempre de igual modo: estiran las extremidades, arquean el cuerpo en diferentes direcciones (siempre en sentido antero-posterior), con el fin de desentumecerse tras cada descanso motriz o cuando durante horas han tenido ausencia de movimientos.
Intercambio gaseoso
Pandiculamos al despertar, después del sueño nocturno, después de las siestas o después de haber estado mucho tiempo enfrascados con las tablets o con los ordenadores. Esos movimientos provocan una sensación de liberación, de bienestar y de acúmulo de energía, tanto desde el punto de vista sensoriomotor como de oxigenación cerebral, que ‘aclara las ideas’.
Durante la pandiculación el tórax se expande, y al aumentar la presión negativa intratorácica, se incrementa la inspiración y, en consecuencia, penetra más aire en los pulmones. Así, hay mayor disposición de oxígeno en los alveolos, aumentando la eficacia del intercambio gaseoso y, por tanto, los glóbulos rojos se pueden cargar de oxígeno que transportan a todos los tejidos y órganos, incluidos los músculos y el cerebro.
Propiocepción
Otro aspecto de gran relevancia de la pandiculación está relacionado con la propiocepción. Los receptores propioceptivos de las articulaciones y de los músculos son parte del sistema sensorial. Se estimulan en cada instante e informan al cerebro de la posición de cada parte de nuestro cuerpo. Esta información es esencial para mantener cualquier postura, pero también en el equilibrio y en los movimientos automáticos. Tras repetir muchas veces las mismas posturas, el cerebro las aprende para después controlarlo todo de forma precisa, sin que tengamos que pensar en ello. Es la memoria sensoriomotora.
El cerebro recuerda las posiciones que adoptamos con mayor frecuencia, reconoce los músculos que mueven esas articulaciones y la contracción que debe mantener cada uno. Así, tras el reposo, para ahorrar energía, de forma automática, el cerebro vuelve a colocar las posiciones que ha aprendido, con la tensión y la elongación muscular grabadas previamente.
Después de haber estado un tiempo reposando, los estiramientos realizados al pandicular envían información al cerebro que provoca que se reinicie el sistema y, de forma automática, prepara la tensión justa en cada músculo.
Dolor y pandicular
En la sociedad actual, uno de los problemas más acuciantes de las personas es el dolor muscular, sobre todo de cuello y de espalda. Esos dolores suelen ser secundarios a malas posturas. La pandiculación puede mejorar y aliviar esos dolores porque produce una liberación de la tensión muscular y permite recuperar la postura adecuada, disminuyendo la sensación dolorosa.
No obstante, para que el cerebro aprenda las posturas saludables, esas posturas deben repetirse muchas veces de forma activa y voluntaria, con el fin de que el cerebro las grabe para que después, de forma automática, active esa contracción y elongación muscular precisa, tanto en cada movimiento como durante el reposo.
Pandicular al levantarse o en diferentes momentos a lo largo del día contribuye al bienestar. Por ello, a pesar del estrés y de las prisas de la vida, hay que acostumbrarse a incorporar la pandiculación a nuestra rutina cotidiana.
Hay que habituarse a desperezarse, a desentumecerse activamente, al menos cada mañana, porque esos minutos de estiramientos activos, tan simples, son altamente beneficiosos para la salud. Háganlos cada día. Aunque quizá deban hacerlos en soledad o en la confianza familiar ya que, según las normas de urbanidad, no está bien visto hacerlo en público.