En España, según la Sociedad Española de Neurología, el número de personas mayores de 80 años que padecen la enfermedad de Alzheimer ronda la espeluznante cifra 800.000, en distintos estadios y con diferente gravedad en la manifestación de los síntomas.
Sabemos que esta cifra desgraciadamente irá en aumento durante los próximos años. También sabemos que 1 de cada 3 casos no están todavía diagnosticados en nuestro país, hecho que nos debería preocupar por sus indudables repercusiones a nivel sanitario y social.
No solo es un problema de salud de una única persona, que no es poco. Es algo catastrófico que viven a diario todas las familias de los enfermos por la falta de apoyos y de recursos sociales y sanitarios, por la incomprensión y por el estigma social.
Avances importantes contra el alzhéimer
Pero como contrapartida, también debemos alzar la voz para hacer saber que la ciencia avanza, aunque todavía no ha conseguido desarrollar una cura definitiva. Hoy sabemos mucho más de la enfermedad que hace tan solo 10 años, y eso es bueno.
Muy recientemente se ha publicado en la prestigiosa revista científica The Lancet un artículo que actualiza las estrategias para hacer frente a esta grave crisis de salud a nivel mundial llamada alzhéimer.
Por lo visto, cada vez tenemos más claro en la comunidad científica los factores que tienen que ver con la expresión del alzhéimer como enfermedad invalidante y mortal.
Esto es fundamental, porque muchos de ellos son potencialmente modificables. Aunque también deja muy claro que para que tenga un impacto relevante, tanto en el aspecto preventivo de la demencia como en su abordaje paliativo cuando irremediablemente aparece, debemos empezar a actuar sobre todos los agentes desde edades tempranas.
El impacto del nivel educativo
Así, el estudio de The Lancet concluye que el nivel educativo bajo en edades tempranas y jóvenes podría llegar a impactar negativamente en 5 de cada 100 casos. De igual manera, aunque con diferentes niveles de impacto negativo, sabemos que en edades intermedias o maduras influye la disminución de la agudeza visual, tener el colesterol LDL demasiado elevado, padecer depresión, haber sufrido golpes en la cabeza, el sedentarismo, tener diabetes, fumar, padecer hipertensión, beber en exceso y la obesidad.
Ya en edades tardías sabemos que el aislamiento social, la exposición a la contaminación y la pérdida de audición va a influir negativamente favoreciendo la aparición de la demencia, o su agravamiento si irremediablemente ya se padece.
Todos estos factores juntos y en diferente proporción, podrían llegar a influir hasta en el 50% de los casos en la aparición más tardía de la enfermedad, e incluso en la gravedad de sus síntomas.
Esta información es clave para asumir un papel activo ante el alzhéimer y otras demencias. Ya no tenemos excusa para sentarnos de manera pasiva a ver si la suerte se decanta por nosotros. Recordemos lo que dice aquel proverbio: la suerte no es más que la suma del esfuerzo continuo y una oportunidad.
Si tenemos en cuenta el enorme impacto negativo que esta enfermedad tiene en la persona enferma y sus familias, todo lo que consigamos habrá merecido la pena.
Carmelo Gómez. Enfermero especialista en geriatría en el hospital Virgen de la Arrixaca de Murcia. Catedrático de Humanización y Cuidados a los Mayores de la UCAM (Universidad Católica).