Quietud activa, el descanso holístico

En vacaciones no hay que caer en la rutina, es momento de entrenar el cerebro haciendo actividades originales y estimulantes

La quietud no es solo la ausencia de movimientos. Engloba los conceptos de sosiego, calma y serenidad. Quietud es lo contrario de inquietud, intranquilidad, brío, ímpetu o agitación. El verano es tiempo de quietud, pero no de inactividad.

Para alcanzar la quietud real, que repara el organismo, hay que saber desconectar. Hay que desenchufarse e interrumpir de forma voluntaria, consciente y real, los lazos mentales con el trabajo y las obligaciones, así como con las tecnologías que nos esclavizan. Es la gran liberación que debería ser practicada activamente durante las vacaciones. Aprender a desconectar, además de ser terapéutico para combatir el estrés, potencia otras funciones cerebrales humanas, como la creatividad.

Quehaceres inusitados

Las vacaciones deben servir para resetear, para recargar las baterías. Centrarnos en ocupaciones positivas y novedosas, que archivemos en nuestra memoria y que podamos rememorar los meses y años siguientes.

El cerebro destaca actos extraordinarios, principalmente los del inicio y los del final de un periodo. Por ello, para estas semanas no solo debemos planificar actividades rutinarias, sino también eventos excepcionales y estimulantes. Por ejemplo, actividades inusuales que den inicio a nuevos hobbies o fiestas que sean la guinda estival. 

Esas reminiscencias positivas son importantes porque, sin caer en la nostalgia, durante largo tiempo mantendrán en la mente el bienestar vivido y contribuirán a prolongar la bonanza y su satisfacción.

Bienestar cuantificable y equilibrado

El verano es el periodo en el que puede renacer el equilibrio holístico. Unas vacaciones adecuadas mejoran no solo el estado físico externo o el bienestar emocional. También reestablecen los parámetros orgánicos inflamatorios e inmunológicos. Estos son aspectos especialmente valorados en la salud cardiovascular y en la salud mental, incluida la salud cerebral, relacionada con los procesos de la memoria y de la cognición.

El estrés no tiene cabida en los planes veraniegos, tampoco en su preparación. Las actividades deben ser programadas con sensatez, de forma cabal y razonable.

Para que los días y semanas no pasen sin darnos cuenta y sin haber conseguido el ansiado reposo, se debe planificar con equilibrio, para aprovecharlo al 100%.

Quietud feliz

La felicidad es un estado mental de bienestar que deseamos para nosotros y para las personas que queremos. Aunque la felicidad no es permanente, los momentos de felicidad se pueden prolongar practicando. Las vacaciones estivales son el momento excepcional en el que entrenarse para ser feliz. Estas semanas pueden ser tiempo de reflexión que nos indique por dónde debemos continuar nuestra vida.

El descanso holístico incluye tiempo para pensar a solas, para meditar, así como mantener un espíritu positivo ante las adversidades. Y es que, como dijera Winston Churchill: “Las cometas se elevan más alto en contra del viento, no a su favor”. Cargar nuestra quietud de felicidad exige una mente sana en un cuerpo sano.

Esto se logra realizando ejercicio físico y ejercicio mental, comiendo sana y equilibradamente, evitando los tóxicos lícitos e ilícitos que rompen el equilibrio interno del organismo, durmiendo de acuerdo a nuestro propio ritmo circadiano, cultivando las relaciones sociales, siendo compasivos con los demás y responsables con la naturaleza (animales, plantas y medio ambiente). 

 En vacaciones: quietud proactiva.

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