El pasado 26 de octubre se celebró el Día Nacional del Daño Cerebral Adquirido (DCA). Una de las principales causas de DCA son las enfermedades neurodegenerativas, entre las que se encuentra la enfermedad de Parkinson, siendo la segunda causa más prevalente a nivel mundial.
Hace 10 años, Martín de 66 años, recibió el diagnóstico de la enfermedad de Parkinson. Lo que comenzó como un temblor leve en su mano izquierda, pronto se convirtió en una preocupación mayor. La rigidez muscular, la lentitud en sus movimientos y la pérdida de equilibrio amenazaban con arrebatarle su autonomía.
Sin embargo, cinco años después de comenzar su intervención en neurorrehabilitación, Martín es un ejemplo de cómo el esfuerzo conjunto de la medicina, la rehabilitación y el apoyo humano, pueden cambiar el curso de una enfermedad neurodegenerativa.
La neurorrehabilitación en pacientes con párkinson
Desde el momento en que llegó a Neuroavanzo, su vida comenzó a transformarse. El equipo transdisciplinar que lo ha acompañado en este proceso —compuesto por neuropsicólogo, fisioterapeuta, terapeuta ocupacional y logopeda— no solo trabaja para tratar los síntomas, sino también para brindarle a Martín un apoyo humano fundamental.
Cada uno de estos profesionales ha sido clave en su notable evolución. El objetivo principal del tratamiento de Martín ha sido ralentizar el avance de los síntomas primarios del párkinson, fundamental en etapas tempranas de esta enfermedad.
“Desde que comenzamos el tratamiento nos propusimos que Martín pudiera continuar con su vida diaria de la manera más independiente posible”, señala la coordinadora a cargo de su caso.
“Para ello todos los especialistas trabajan conjuntamente desde sus áreas, lo que permite abordar de manera más eficaz las dificultades cognitivas, emocionales, de movilidad y de comunicación con las que Martín se encuentra”, añade.
“Recibir un diagnóstico como este supone una ruptura con la vida que tenías hasta entonces. La neurorrehabilitación es la herramienta que permite a los pacientes poder enfrentarse a su nueva realidad con mayor esperanza y optimismo”, dice la neuropsicóloga.
El factor humano
Martín destaca que lo que ha marcado la diferencia en su proceso es el apoyo humano. “Este equipo no solo ve a un paciente con párkinson, me ven a mí, Martín. Me hacen sentir que no estoy solo en esto”, dice con gratitud.
Hoy Martín ha conseguido lo que muchos creían imposible: mantener un nivel de autonomía que le permite disfrutar de su vida diaria. “La enfermedad sigue ahí, pero ahora la enfrentamos de una manera diferente. No se trata solo de lo que la medicina puede hacer por ti, sino también de lo que tú puedes hacer por ti mismo”, reflexiona Martín.