Seis consejos para que el verano no ‘queme’ tu relación de pareja

Una creencia extendida y basada en algunas series históricas de la estadística es que los divorcios se incrementan a la vuelta de verano. El motivo: muchas parejas se ven obligadas a pasar juntas el tiempo del que no disponen durante el resto del año. Es entonces cuando la convivencia se alarga y se hace más difícil mantener una pareja que no atraviesa por un buen momento.

Puede darse, sin embargo, la situación contraria, es decir, el verano puede ser un salvavidas para parejas en crisis. Lo afirma la psicóloga Marian Barrantes, quien pone de relieve aspectos positivos de estos meses estivales. Tener una jornada laboral reducida, viajar juntos y disponer de tiempo para el ocio, explica, “permite reconectar y poner coto a la comunicación deficiente, el distanciamiento emocional y la falta de intimidad que nos dificulta poder disfrutar de relaciones de más calidad”. Además, la disminución de elementos estresores permite atenuar tensiones y practicar un modelo de comunicación más asertivo.

A la vez, la terapeuta incide en que disponer de más tiempo libre refuerza los vínculos emocionales, “ya que nos permite compartir momentos de mayor calidad con la pareja, dando lugar a un incremento de la intimidad tanto a nivel físico como emocional”.

Resetear y oxigenar la pareja en verano

Ahora bien, este punto de apoyo que puede ser el verano cuando la pareja hace aguas o atraviesa por una crisis, debe sustentarse en otros elementos. No basta con compartir tiempo libre y estar menos relajados, sino que deben concurrir una serie de circunstancias favorables para ambos:

  • Que los dos miembros de la pareja estén dispuestos a trabajar en la relación para identificar qué les está bloqueando, y ser capaces de comunicarse de una forma abierta y honesta.
  • Elegir un ambiente relajante que dé lugar a la práctica de actividades conjuntas en las que ambos disfruten y fomenten el trabajo en equipo y la diversión, ya que generar nuevos recuerdos positivos y experiencias gratificantes es crucial.
  • No olvidar el espacio personal individual. Cada uno debe tener sus propios momentos de conexión emocional individual para reflexionar y relajarse.
  • Ajustar expectativas puede ayudar a no sentir frustración y a valorar y reforzar cada paso que vaya oxigenando la relación. Esto es, no pensar que, porque estos meses están culturalmente asociados al idilio, se va a solucionar la relación sin más.
  • Considerar la posibilidad de llevar a cabo terapia de pareja antes o durante las vacaciones, ya que muchos de los problemas de pareja surgen por no buscar ayuda profesional a tiempo.
  • En caso de haber niños, se debe reservar tiempo para la pareja, echando mano de opciones externas como los cuidadores o las actividades recreativas de los lugares de destino.

A la vuelta del verano

Marian Barrantes advierte que, pese a los logros obtenidos en verano, “mantener un matrimonio o pareja no es algo estacional”, por lo que se requiere mantener la actitud abierta y constructiva a la vuelta del descanso. La terapia de pareja es una opción que nunca debe descartarse, incluso si se atraviesa por una buena época. En el amor, como en la salud, se puede prevenir antes que curar.

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